La crisis financiera actual y sus secuelas

Randall Wray

LA PÉRDIDA DE TRABAJO en Estados Unidos es enorme y ha sido más fuerte que en otras crisis. No parece que estemos remontando las dificultades ni recuperando los niveles de empleo. El plan de Obama y su paquete de estímulo con seguridad tendrán algún efecto positivo, aunque no ha tenido resultados muy notorios porque se siguen perdiendo empleos. No obstante, es claro que se requiere un estímulo mayor.

El problema es que de los 787 mil millones de dólares del paquete de estímulo se están comprometiendo muchos recursos con Wall Street. Por eso los políticos están furiosos y no le van a dar a Obama más dinero. Entonces eso es lo que va a evitar la recuperación real. Se trata de una sopa de letras que se ha inventado el gobierno con la mala deuda: presta contra bajos activos o garantiza malos activos para tratar de rescatar a Wall Street. Nada de esto ha funcionado, pues sigue habiendo mucha insolvencia.

Lo que están haciendo es reproducir las condiciones de 2006. De hecho ésa es su meta: regresar a las condiciones de ese año, que era una burbuja enorme, un perfil Ponzi a punto de reventar. Si tuvieran éxito vamos a colapsar en una crisis mayor de la que ya tenemos. Lo que quieren hacer es regresar al capitalismo administrador del dinero.

El Congreso estadounidense constituyó un grupo especializado para estudiar cómo podría resolverse esta crisis financiera tan seria. Buscaron ejemplos en otras partes del mundo para tener éxito. Y queda claro que, entre otras cosas, se requiere que haya transparencia, y seguridad de que el gobierno cumpla sus determinaciones y tenga capacidad de rendición de cuentas. Pero en los Estados Unidos no existe ninguno de esos factores.

Es evidente que la resolución de la crisis no va a ser exitosa. Cuando se abrió el proceso de crisis lo que necesitábamos era un paquete de políticas de corto plazo para encararla. Había que enfrentar los problemas de liquidez, lo que se hacía por medio de un prestamista de último recurso. Esto lo sabíamos desde hace mucho tiempo, y sabíamos cómo hacerlo. Bernanke se tardó un rato en entender cómo se hacía, pero finalmente supo resolver el problema.

Luego tenemos que pensar: ¿qué hacer con el problema de la insolvencia? Eso no es tan urgente. Podemos tardarnos un poco pensando qué bancos no son tan solventes, cómo se ayuda a aquellos que sólo necesitaban un empujoncito y hacer que el sector financiero empiece a funcionar de nuevo. Pero el caso es que no lo hicimos. No se resolvió el problema de la insolvencia. Se pensó que en las condiciones de libertad que ellos tenían el problema se resolvería por sí solo. En lugar de eso debimos haber adoptado una política grande para salvar a las instituciones, porque éstas eran demasiado grandes; no se les debió dejar libres. Si queremos salvar instituciones financieras en espera de que esto salve la economía real, pero la tasa de apalancamiento es de 30 a 1, se tiene que gastar 30 dólares por uno.

Tendría más sentido salvar la economía para que ello permita la salvación de las instituciones financieras: ahí se está en el lado correcto del apalancamiento. Necesitábamos ayuda fiscal, gasto gubernamental y meter a la cárcel a los criminales, cuestión que no se ha hecho. Todas las instituciones financieras se corrompieron y nadie está pagando.

Necesitamos reducir el tamaño de las instituciones financieras, tomar los bancos más grandes, los 25 mayores, aunque Bernanke, cuando se hizo la prueba del stress, decía que con 19 era suficiente. Al tomar a este grupo de bancos se buscaría poner sus balances juntos, y va a resultar que en muchos casos los swaps de mala deuda se compran y se venden entre estos 25 bancos, se balancean y se cancelan, sin que les preocupe la contraparte. Eso se puede hacer con todos sus derivados de crédito. Los swaps eran de 70 trillones de dólares en su momento pico; pero si se toman todos los derivados serían alrededor de 630 trillones. Por eso hay que juntar, balancear lo más posible, y cerrar con esto definitivamente, porque es un gran riesgo. Para el resto de los bancos, como sabemos que están en insolvencia, se debe ver cuáles cuentan con condiciones viables para continuar y cuáles deben cerrar.

Hay que apoyar a los sindicatos, apuntalar el salario mínimo, posibilitar fuentes de trabajo, renovar el sistema de retiro para convertirlo en público. Y no necesitaremos a los administradores de dinero. Los servicios de salud deben ser nacionalizados y desfinancializados. Se requiere más infraestructura y más gasto social. Y una reforma financiera. Sacar a Goldman Sachs de las instituciones financieras, y limitar la influencia de Wall Street porque la mayoría de las políticas de Obama proviene de ahí.

Hay que regresar a la política fiscal, porque la política monetaria no tiene el poder suficiente para enfrentar los booms y las caídas en la economía. Con la política fiscal podemos llegar al pleno empleo con estabilidad de precios y, con ello, a una mayor estabilidad económica y a una estabilización financiera mejorada.

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